martes, 29 de julio de 2014

ARCHIVO 10 JOHN MUERE AL FINAL


Debo reconocer que cuando encuentro alguna rareza cinematográfica, me lleno de felicidad, y la mayoría de las veces, me siento impelido a compartir ese descubrimiento con el mundo. De vez en cuando, me ataca el egoísmo, y quisiera conservar ese placer para mi solo (No ocurre muy frecuentemente, y la mayoría de las veces, sucede con películas de zombies y serie B, así que créanme, les hago un  favor) 

Uno de esos momento llego cuando vi la ultima película hasta el momento, del realizador  nacido en Trípoli, pero crecido en California, Don Coscarelli. Diría que tal vez lo conozcan por la pesadillesca y extraña saga Phantasm (1979, 1988, 1994 y 1998) o por la ya muy bizarra El señor de las bestias (1982) Pero igual no es así.

John dies at the end (Don Coscarelli 2012) nos narra la historia de dos amigos. David y John. Son dos inadaptados desertores escolares que, dedicados a meramente sobrevivir como jóvenes modernos, se topan con una nueva droga callejera, apodada salsa de soya. Esta droga promete abrir las puertas de la percepción más allá de los límites normales. La advertencia es que, tras tan transcendental viaje, tal vez lo que regrese no seas exactamente tú. Resulta que esto, es completamente cierto. La droga les abrirá una puerta de percepción extraordinaria, y los hará conscientes de una invasión transdimensional, contra la que solo ellos pueden combatir. ¿Lograran  detener el horror que se cierne sobre toda la humanidad?... No, lo más probable es que no.

Narrada con saltos atrás y adelante, perturbadores flashbacks y vueltas de tuerca, esta trepidante comedia negra con visos de fantasía trasgrede géneros. Arranca como un recuento de pesadillas recurrentes, para saltar a una entrevista en un restaurante chino entre uno de los protagonistas y un periodista a quien ha elegido para decirle la verdad. A partir de allí, la historia se desenvuelve con constantes giros, callejones sin salida y vueltas en círculo argumentales. Desde Donnie Darko (Richard  Kelly 2001) no tenía la oportunidad de ver una cinta que me obligara a verla una segunda y una tercera vez, para captar detalles que había pasado por alto. Lo que la vuelve tan interesante es que dentro de su retorcida trama, se las arregla para ser cuidadosamente coherente. Para jugar con espacios, tiempos lugares, situaciones, y conseguir, en el universo propio de la película, comunicarnos la sensación de que la realidad no es lo que percibimos a nuestro alrededor. Que mas allá de los límites que imponen nuestros sentidos, hay otro mundo del que solo somos víctimas inermes. Si a ustedes les gustan estos juegos de cajas chinas de fantasía, John muere al final  les otorgara un par de horas de estrafalaria diversión. A mí me las proporcionó. Más de una vez, debo confesar.

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