Es algo
bien sabido que en cuestión de películas de horror, cuenta mucho el modo en que
se nos presenta la historia. Una y otra vez nos han contado las andanzas del
conde Dracula y toda la fraternidad de hematófagos que le anteceden y proceden.
Las andanzas de los hombres lobo han sido alteradas hasta hacerlas casi irreconocibles.
Las presentaciones variadas para la
posesión satánica se nos multiplican. Y recién pude ser testigo de la gran
alteración del tema Actividad paranormal. Lo mudamos de ciudad, filmándolo en Tokio, en
idioma Japonés, y queda irreconocible (No, no es cierto, pero parece que
alguien en los estudios lo creyó)
Esta larga
parrafada, tiene como objeto minimizar su reacción, ante la siguiente
declaración. Acabo de ver una magnifica película de terror. Y está
protagonizada por cacahuates.
Si aun
siguen leyendo, es porque ya están acostumbrados a lo que escribo. Sé que iba a
minimizar mis colaboraciones sobre el cine de terror, pero les juro que esta
cinta que a continuación reseño, de verdad vale la pena.
Un famoso
ilustrador de cuentos infantiles, es llamado a un hospital siquiátrico. El
director del mismo desea que el artista cree murales en las paredes del
manicomio, con la intención de hacer del lugar un sitio menos lúgubre. Creyendo
que ayuda a la terapia de los internos, el artista acepta. Pero pronto se da
cuenta de que algo extraño ocurre en el asilo. Durante las noches, es testigo
de extrañas apariciones. Y mientras trabaja, escucha alaridos en los pasillos.
Y poco a poco se va sumergiendo en una atmosfera cada vez más enloquecedora,
que le revelará que el lugar donde se encuentra, lentamente se va convirtiendo
en una prisión.
No quiero
hablar más de la anécdota de la película, para no arruinárselas a mis lectores.
Y de todas maneras, aun hay que aclarar mi descripción inicial. Esta película
española, dirigida por Juanjo Ramírez, y lanzada en 2007, lleva el merito
adicional de estar protagonizada por cacahuates, en una innovadora manera de
hacer animación. Sacando gran partido de sus decorados en miniatura, la cinta
nos presenta una fotografía que es una delicia, al mismo tiempo que un copioso
homenaje al género, en el que desfilan referencias a Nosferatu, a Gabinete del
doctor Caligari, al primer Dracula,
y a cintas mucho más modernas, como Atrapado
sin salida o Pi.
Sin
embargo, la efectividad de Gritos en el
pasillo supera la peculiaridad de su realización. Es una autentica cinta de
horror con todas las de la ley. Intrigante, oscura y bien narrada. Que sean
unos cacahuates y no actores, quienes están atrapados en esta pesadilla, no la
hace ni menos interesante ni menos
atractiva. Y a pesar de que
seguramente ese será el detalle que la gente recuerde mas, si ayuda a que
durante hora y media, nos dejemos envolver por este oscuro cuento de terror
botanero (Nunca mejor aplicado) los creadores habrán acertado a la hora de elegir
el vehículo para contar su historia. Trayéndonos una película sui generis, divertida
y alucinante.
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