martes, 5 de agosto de 2014

ARCHIVO 12 TERROR EN LA BAHIA


Realizar una película de terror es adentrarse en un terreno peligroso. No solamente porque es un genero despreciado por los cineastas “serios”,  que utilizan sus elementos y retoman sus maneras narrativas, pero rechazan ser clasificados entre sus filas (Michael Haneke, Lars Von Trier, Roman Polansky, por citar solo algunos nombres, se sirven de las maneras del terror para contar sus historias, pero nadie los clasificaría como directores de miedo) El terror, hay que aceptarlo, aun es visto por encima del hombro por sus hermanos fílmicos, como un subproducto del cine fantástico, comercial, facilón, predecible pero sobre todo, ligero.

Yo soy un fan del terror, y es desde esta posición que debo disentir. Es este género, el que más se ha permitido desafiar a las buenas conciencias, a los prejuicios, a las grandes ficciones de la vida moderna. El gabinete del Doctor Caligary (Robert Wiene 1920) es una aterradora y acertada profecía sobre la llegada del totalitarismo al poder.  Last House on the left (Wes Craven 1972) muestra a un conjunto de habitantes de suburbio convertidos en verdugos y torturadores, víctimas de la violencia urbana. Dawn of the dead (George Romero 1978) una rabiosa critica al consumismo y la uniformización de la sociedad moderna, usando como herramienta a nuestros queridos muertos vivos. Y nunca una película ha retratado mejor la paranoia y xenofobia de los EUA en la época de McCarthy que La invasión de los usurpadores de cuerpos(Don Siegel 1956) Por citar solo unos pocos ejemplos.

El recurso del documental es una de las nuevas armas del cine de terror, pero por desgracia, son pocos los cineastas que han sabido sacarle partido a la herramienta.  La mayoría se limitaron a emular el hallazgo de Eduardo Sánchez y Daniel Myrick  con Blair Witch project (1999) que tampoco es una novedad, si recordamos a Ruggero Deodato y su deleznable Holocausto caníbal (1980) El gran exponente actual es Oren Peli, con su larga y aburridísima serie de Actividad paranormal. El produce justamente, la película que reseño a continuación. Aunque detrás de ella hay un veterano del cine. The Bay (Barry Levinson 2012)
La película, filmada en plan falso documental, simula una denuncia filtrada al internet por periodistas y cineastas independientes, que desean difundir un hecho censurado por el gobierno y los medios. Nos muestra un pacifico pueblo costero en las bahías de Chesapeake, en el que se desata una extraña enfermedad. Al principio se manifiesta  por espasmos, forúnculos y erupciones cutáneas pero  poco a poco deriva en espantosas muertes y mutilaciones inexplicables. La comunidad observa inerme como sus habitantes caen en una pesadilla de infestación, sin atinar a combatir el extraño mal que los destruye. Se nos muestra la irresponsabilidad de las autoridades, y la incompetencia de mandos médicos y políticos para combatir una situación provocada por el deterioro ambiental, la ambición, la irresponsabilidad y la demagogia (Si a alguien más le suena familiar esto…)

Rodada con gran economía de recursos visuales, buen  ritmo, y aprovechando al  máximo el lenguaje documental, mostrando justo lo necesario y dejando a nuestra imaginación el resto, esta es una de las mejores cintas de documental-terror que he visto en los últimos años. La mano de un ganador de premio Oscar se nota inmediatamente, lo que nos demuestra que no basta con que la herramienta exista. Debe haber un creador sacándole el máximo partido.

Si tienen oportunidad vean The bay. Un par de sustos no le vienen mal a nadie de vez en cuando. Y si llevan su pequeña dosis de crítica social, mejor que mejor.

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