Dentro del festival de cine MACABRO 2009,
exhibido en el centro cultural universitario y la cineteca nacional, una de las
cosas que más llamo la atención fue la retrospectiva dedicada a Herschell
Gordon Lewis, para muchos cinéfilos, el cineasta padre del genero Gore.
Bautizado así por la gran cantidad de sangre que se muestra en pantalla, es irónico
que, al menos como genero escénico, el espectáculo de las vísceras y la sangre ya
tuviera una denominación cuyo nombre se asocia hoy con cosas muy diferentes.
Guiñol.
En 1888 cuando el teatro de Grand Guignol
presentaba sus espectáculos en Paris, la descripción que los críticos hacían de
este teatro de marionetas era algo parecido a esto. “Historias sobre esposas
infieles y maridos igualmente infieles, que perpetraban espantosas venganzas en
las que abundaban las estrangulaciones, las extremidades cercenadas, los ojos
arrancados y la locura rampante, todo esto representado entusiásticamente en el escenario”¿ Curioso,
no?
La retrospectiva que les mencionaba, estaba
compuesta por cinco películas de entre toda la filmografía de Gordon Lewis. Blood feast(1963)2000 Maniacs(¡964),Color me
blood red(1965)The wizard of gore (1971)
y The gore gore girls (1975) De
ellas, solo me referiré a Dos mil
maniacos, ya que aparte de ser una de las películas canonícas del género ,
implantó muchas de las tradiciones que después se seguirían en toda película de
ese estilo. El grupo de jóvenes alocados que llegan a un pueblo clásico, los
extraños amistosos y al final dementes, la mezcla de humor negro y horror, las
bandas sonoras que parecieran no terminar de encajar en el conjunto. Y
cubetadas de sangre. Gordon Lewis pronto tuvo imitadores, seguidores,
detractores y, también hay que decirlo, directores que lo superaron. Salto al
comic, del que había estado desterrado por años debido al “Código”, a la
literatura, a las artes plásticas incluso.
Y comenzó a evolucionar.
Se convirtió en “Ultragore” gracias a los japoneses y su curioso experimento: Una
serie de películas conocidas como Guinea
pig La segunda de las cuales, La flor
de carne y sangre (Ideshi Hino1985) engendró
uno de los mitos más interesantes del
cine: El Snuff. La violencia real capturada en cámara. En
este terreno, Hino fue obligado a mostrar la manera en que realizo sus efectos
de tortura, debido a que una denuncia del actor norteamericano Charlie Sheen,
hizo creer al FBI que la película era la grabación de una tortura real. Otro
tanto pasaría al director de Holocausto
caníbal (Rugero Deodato 1979) cuyas imágenes de violacion y empalamiento
son enormemente realistas, y cuya infamia se debe a que las muertes de animales
que se observan en ella, si son reales.
Después,
por lo menos estéticamente hablando,
hubo una vuelta más de tuerca con el Splatter,
en el que la sangre y vísceras se volvieron prácticamente otro protagonista de
las historias. Sin exagerar.
Con
el Gore se rompió uno de los últimos tabúes del cine.
La aparición de sangre en cámara. Si se toma en cuenta que ya se habían
realizado decenas de películas sobre vampiros, criaturas sanguinarias por
excelencia, sin mostrar una gota de sangre, se puede ver que la censura en ese
terreno era muy fuerte.
Quizá el mas importante de los antecedentes
cinematográficos de esta época, fue el que inauguro el norteamericano Roger
Corman, cineasta bajo cuya tutela crecerían una veintena de directores que
cambian la manera de hacer cine, y entre cuyos alumnos aparecen nombres como
Spielberg, George Lucas, Martin Scorsese y George Romero.
Corman
iniciaría la corriente llamada “Pesadilla americana” (American nightmare)
dentro de la cual aparecerían muchas de las películas Gore mas emblemáticas,
como Texas chainsaw massacre(Tobe
Hooper 1974) Dawn of the death
(George Romero 1978) y Nigthmare on Elm
street (Wes Craven 1984) Esta corriente de las películas de terror se
basaba en la subversión de los valores americanos, y en algunos casos, del
ataque a los mismos, a veces debido a criaturas externas, pero mucho mas
frecuentemente, debido a los mismos participes de estos valores. Así
aparecieron las películas sobre asesinos seriales, sobre diversos
profesionistas maniacos, sobre montañeses caníbales y degeneradas criaturas que
merodeaban en la oscuridad de túneles subterráneos. Esta “Pesadilla americana”
fue la respuesta creativa a un ambiente engendrado por la desconfianza, el
desencanto y la ruptura posterior los
sesentas. En particular, se conoció como
Slasher al tipo de películas en las que un maniaco de cualquier índole
armado de un cuchillo, se abría paso entre personas, y a través de ellas.
El Gore se volvería con los años
posteriores a su nacimiento un género extremadamente rentable, que produciría
cientos de títulos; Como con cualquier otro, cuando la producción aumentó, la
calidad promedio bajo sensiblemente. Y
aunque produciría muchas joyas a lo largo de los años, para las cuales la
permisividad del género era una verdadera herramienta, estas se ahogaron en los
mares de sangre y tripas que la industria produjo en los años siguientes. La
mayoría de los espectadores asocian estas películas con argumentos baratos,
muchísimos efectos baratos, algún desnudo ocasional y muy poca lógica.
El Gore ha dejado de ser un género presente
en el cine actual. Aunque la sangre sigue siendo un factor en el cine moderno,
ya no lo protagoniza. Pero la fascinación por la violencia sigue estando presente, y prueba de ello es
el éxito de modernas producciones como Hostal
(Eli Roth 2005) The human centipede 1 y 2 (Tom Six 2010 y 2011) o la saga de SAW. Aun queda por decir si el género conseguirá evolucionar o
desaparecerá. Comparte junto con la pornografía, el apelativo de “Maldito”
debido a que tiene tantos detractores como seguidores. Pero como en el festival
MACABRO se dijo En el inicio, fue la
sangre.
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