jueves, 28 de junio de 2018

Una nueva y misteriosa resurreccion.

Ya se que no es la primera vez que reinicio mis desvarios escritos en este blog. Espero en todo caso que sea la ultima vez que anuncio que voy a reiniciar mis labores. Me gusta el cine y escribir, así que creo que trataré de seguir estas dos aficiones de manera mas metodica. Aqui voy a colocar mis colaboracioes con la seccion de cine del boletin de matematicas de la facultad de ciencias, y algunos escritos que no veran publicacion alli.

Gracias por leer.

Avengers. Infinity War




Y llegó.
Tras diez años y 18 películas, la tercera entrega de la saga Vengadores llega al cine. Como un climax en la franquicia. Temo arruinarles algo, así que trataré de que esta reseña incluya la menor cantidad de revelaciones. Aun así, están advertidos. Si no han visto la cinta y les gusta el suspenso, hagan chicharrón esta reseña y vayan al cine (Es broma. Vayan al cine, pero no hagan chicharrón el boletín. Contiene información valiosa, no solo mis incoherencias de cinéfilo)
Thanos, el apodado titan loco, ha conseguido finalmente hacerse con las gemas del infinito. Al menos con alguna de ellas, porque la historia nos narra como el y sus lugartenientes van asaltando aquellos sitios donde se encuentran estos objetos de inmenso poder. La tierra es advertida de la llegada de estos poderosos enemigos a la caza de las rocas custodiadas por Stephen Strange y Visión. Se necesitará la fuerza de todos los héroes para frustrar los planes de los secuaces de Thanos, pero, aun así, las gemas caen una a una en manos del villano. Veremos a los Vengadores batallar en múltiples frentes, aliándose con los Guardianes de la Galaxia, al hechicero supremo, al hombre araña y al rey de Wakanda, Pantera Negra, tratando de prevenir la catástrofe que se desatará si fallan. El desfile de personajes es impresionante, y los fanáticos de los comics no tenemos motivo de queja. El final de la película es estremecedor.  Este seria, sin muchas revelaciones, el argumento de Avengers: Infinity War (Anthony Russo y Joe Russo 2018)




Convengamos algo. Para bien o para mal, esta cinta es un hito en la historia del cine. No solo por ser la película mas taquillera en su fin de semana de estreno, no solo porque se acerca a la envidiada meta de los mil millones de dólares en recaudación, que solo un puñado de filmes han alcanzado. No solo por su extensión y la complicada maquinaria promocional detrás. Marvel ha caído con el pie derecho entre los fanáticos, y ha conseguido capturar a públicos que naturalmente el comic no había tocado. Lo que Kevin Feige y sus colegas han conseguido, quedará como un ejemplo para futuras franquicias. Todo esto ya es motivo de comentario, pero no es mi terreno, realmente. Hablare de la cinta, que, por lo menos a mí, me emocionó profundamente. Los héroes enfrentan un enemigo imbatible, tremendo, apocalíptico. Pero, sobre todo, interesante. Posee motivaciones, una fuerte personalidad, y talentos que lo hacen incluso, atractivo para algunos. Todo buen villano hace eso. Thanos es un personaje dispuesto a cometer horribles crímenes en nombre de una idea superior. Se abroga el derecho, incluso el deber, de hacer lo que considera correcto. No exagero al decirles que él es el protagonista de la película. Y en esa medida, sus antagonistas, nuestros héroes, brillan intensamente, y tienen cada uno, su momento bajo el sol. No sé cómo será la próxima película de Avengers, que veremos en 2019, pero esta, es sin duda una de las mejores películas de superhéroes de todos los tiempos. Porque ha mostrado una pequeña porción de lo que el mundo de los comics puede aportar en dramatismo, profundidad e intensidad. Desde mis días de niñez, capturado por estas pequeñas aventuras en cuadros a color o en blanco y negro, imaginaba lo que seria ver esto interpretado por actores, en una pantalla de cine. Ver dos de mis grandes aficiones conjuntadas. Ya ha ocurrido antes. He visto momentos soñados de las historietas en el cine. Esta película me ha dado un puñado más. Escribe este pollo cinéfilo que también es un Marvel zombie. No le hagan mucho caso porque no es objetivo. Pero Avengers: Infinity War es una gran película. Y yo estoy agradecido por ello. 

domingo, 1 de octubre de 2017

ROBERT, EL MUÑECO SINIESTRO

Uno de los placeres mas grandes de escribir sin destinatario fijo, es que uno puede plasmar las ideas mas variadas, locas o intrascendentes sin temor a aburrir a alguien. Tras ver Robert  (Andrew Jones 2015) me quedaron varias curiosas sensaciones. Una. Que había visto una muy mala película de terror (de las cuales me declaro gourmet irremisible y cazador aficionado) Dos. Que no sabia muy bien porque la película no me había gustado. Y tres. Que lamentaba terriblemente que la película fuera mala. Porque allí había el germen de algo muy interesante, que el creador parecía haber pasado por alto. Ya en casa, leí, rebusque y encontré algunos datos que me dejan aun mas perplejo. Porque resulta que la historia de Robert es sobradamente atractiva. El muñeco de hecho existe, y no es la horrenda marioneta de cara perversa y grotesca que la película (corrijo, películas de Andrew Jones, ya que ha hecho otras dos. La maldición de Robert en 2016 y The toymaker en 2017) nos muestra, sino un amistoso marinerito de cara inescrutable, relleno de lana y con un león de peluche entre los brazos. Propiedad de un pintor de poco éxito, Robert Eugene Otto, este muñeco, dado en su niñez en los primeros años del siglo XX por sirvientes que luego se sabría, practicaban Vudú, se labró una reputación de travieso, esquivo y malhumorado, primero con la familia de su dueño y luego con sus propietarios posteriores. Y su leyenda seria la inspiración para el perverso Chucky.


En la película que me ocupa, los Otto son una familia prospera pero fragmentada, moderna. Integrada por un padre amoroso pero atareado, una esposa con los nervios a flor de piel y un hijo de diez años que parece el pararrayos de las iras familiares. El niño Eugene recibe el muñeco de una vengativa sirvienta, molesta por haber sido despedida, y de allí entraremos en la espiral de misteriosa posesión, muerte y locura que una película de muñecos diabólicos debe tener. Pero hay un problema. La historia es inconsistente, el guion esta lleno de huecos, las actuaciones de los adultos son extrañas y a veces, simplemente absurdas. Y cuando el guionista y director se topa de frente con una buena escena, en la que un marido horrorizado observa a su cada vez mas histérica esposa gritarle improperios a un muñeco, decide esquivarla sin recibir ni un rasguño dramático.  (mención aparte merece Flynn Allen como el pequeño Eugene, de lo poco rescatable en interpretación) y la película tiene un aire generalizado de bajo presupuesto que le sienta muy mal. Porque trabajaban con un material que, sin ser magistral, hubiera merecido mejor suerte.  A ratos parece ser una comedia truculenta, y tiene ese aire generalizado de capitulo de los Simpson (especialmente su película de terror: Reinsensiblilizacion)


De allí que descubriera que era lo que no me había gustado. Robert es una oportunidad perdida. Una muy buena oportunidad perdida. Lastima. 

jueves, 28 de septiembre de 2017

UN VIAJE POR LA PAZ

En un mundo cinematográfico cada vez más y más dependiente de los grandes presupuestos, más plagado de efectos especiales, más recargado en estrellas taquilleras, es loable que una historia se abra paso a golpe de buena actuación y guion sólido.  Tal es el caso de The journey (Nick Hamm 2016) una película estrenada con mucho retraso en nuestras salas. En los últimos años, el cine ingles en especial, y el europeo en general, han hecho énfasis en realizar biopics de temas variados. Lucha de derechos humanos, activismo político, controversia histórica, rebeldía mediática, son solo algunos de los temas tocados por filmes en los últimos tiempos. Ahora, estas líneas están dedicadas a un evento histórico reciente, en apariencia vulgar, pero de enormes consecuencias en el mediano y largo plazo. Durante cientos de años, Irlanda ha sido una región conflictiva, unida a regañadientes al imperio británico (Al menos en parte) separada religiosa y políticamente, luchando siempre por su libertad. Esto alcanzo un punto álgido cuando el ejército republicano irlandés comenzó su lucha urbana, realizando ataques y actos de terrorismo entre la población civil británica e irlandesa. En esta situación, en 2006, inicio una serie de pláticas de paz, dedicada a pactar una tregua entre los radicales miembros del Sinn Fein, la cara política del ejército republicano, y los moderados integrantes del partido democrático pro pacifista irlandés.
De manera que se enfrentan en estas conversaciones, las dos visiones de la libertad irlandesa. Aquella que postulaba que la única forma de alcanzar la libertad es a través de la lucha, y los que creían que se podía llegar a la concertación, al pacto, a la tregua. El líder del Sinn Fein, Martin McGuiness, y el mandamás del partido demócrata Ian Paisley. Todo los separa. La religión, la política, los métodos, incluso la personalidad. El inflexible, fanático y paternalista Paisley, predicador religioso, rabioso tradicionalista, y McGuiness, un veterano de la lucha urbana. Un hombre de acción, un convencido de la respuesta violenta, parlanchín e informal. Y cuando las pláticas parecen llegar a un punto muerto, y Paisley las abandona para ir a celebrar su aniversario de bodas, McGuiness decide acompañarlo en su viaje de unas pocas horas al aeropuerto de Edimburgo. Este viaje en automóvil será la última oportunidad de ambos hombres para llegar a un acuerdo. Un acuerdo que parece imposible.
Sobre esta anécdota, se construye una película trepidante, llena de tensión, con su dosis de humor. Una revisión de la historia irlandesa de los últimos 50 años, un discurso en favor de la concertación, y una elegante confesión sobre el horror que las viejas generaciones sienten acerca de la “nueva violencia” que desató sobre el mundo el 9/11. El terrorismo espectacular, demencial, menos preocupado por la ideología que por el conteo de cuerpos. Paisley y McGuiness son enemigos políticos, con posiciones muy difíciles de reconciliar, pero que intuyen que de no detener la guerra civil, esta los aniquilará.

Timothy Spall y Colm Meaney están soberbios en sus respectivos papeles como Paisley y McGuiness. Una fotografía muy lograda, una discreta banda sonora, y excelentes diálogos dirigidos por la cuidadosa y experimentada mano de Hamm, son el punto fuerte de esta cinta, Un viaje por la paz. Por si se necesitara un elemento adicional de atractivo, se trata de uno de los últimos trabajos del desaparecido John Hurt, encarnando a Harry Patterson, el consejero del primer ministro británico Tony Blair. De entre las cosas que la cartelera tiene para ofrecer en estas semanas, The journey  es sin duda d muy interesante. La recomendación de esta semana del pollo cinéfilo.

TRAS UNA LARGA AUSENCIA



Esta es solo una breve nota. Tras algún tiempo sin escribir aquí, he vuelto a tener la oportunidad de llenar este blog con mis ideas. Espero poder hacerme un tiempo para escribir sobre cine, aunque solo sea para tener la oportunidad de lerlo yo de vez en cuando. Y si alli afuera hay otros lectores, pues mejor que mejor.

El pollo cinéfilo viene de regreso.


martes, 27 de enero de 2015

UNA PELICULA INCONCLUSA




Una de las grandes tragedias del siglo XX es sin duda, la persecución del pueblo judío por parte de los Nazis. Sin embargo, la desgracia nunca puede ser dimensionada del todo. Y a menudo, el holocausto termina reducido al fenómeno de los campos de concentración y las cámaras de gases. No trato de minimizar este hecho. Pero con frecuencia, olvidamos que la persecución de los judíos en la Europa dominada por los Nazis tiene no uno, sino muchísimos capítulos estremecedores, A film unfinished (Yael Hersonski 2010) versa sobre uno de esos episodios. Los últimos días del tristemente celebre Ghetto de Varsovia. Un barrio de la ciudad en el que, durante meses, fueron obligados a vivir mas de 400 000 judíos polacos y de otras latitudes, de paso hacia los campos de concentración.
Después de la derrota del tercer reich, y durante la época de la Alemania democrática, se encontraron en un búnker, cientos de latas con material fílmico de propaganda, creado durante la guerra. Una de esas latas contenía una película de unos 60 minutos, etiquetada simplemente como EL GHETTO. En ella, sin audio ni subtítulos, se podían ver muchas escenas de la vida cotidiana del ghetto de Varsovia. Multitudes deambulando, mercados, espectáculos, reuniones de rabinos. Todo registrado meticulosamente. Y aunque esta filmación fue, durante años, material valioso para documentalistas, siempre subsistió una pregunta. ¿ Porque esta cinta nunca se estrenó? Era bien sabido que los Nazis tenían un importante departamento de propaganda, y que dedicaron enormes esfuerzos a la difusión de sus ideas por medio de las películas. ¿ Cual era la finalidad que perseguían con este documento cinematográfico? Hersonski se hizo esta pregunta desde que conoció el material. Pero el hallazgo de material adicional, una especie de "Detrás de cámaras" le dio una pista.
Durante los primeros meses de 1942, un equipo de filmación llego al ghetto para crear una película que mostrara la vida de los judíos, tratando por un lado, de crear la ilusión de bienestar, y por otro, convencer al espectador que si había un culpable de las terribles condiciones, esos están los mismos judíos, sus autoridades y, en ultima instancia, su misma idiosincrasia. Las escenas mostraban a ricos y mejor alimentados habitantes del ghetto, asistiendo a restaurantes, a espectáculos teatrales o ceremonias religiosas, mientras sus conciudadanos languidecían de hambre en las calles, esquivando montañas de excrementos y basura apiladas en las calles o, en el extremo del horror, saltando sobre cadáveres que eran abandonados por sus propios familiares, debido a la imposibilidad de darles un entierro decente.
Este documental nos permite observar como las escenas eran preparadas, los planos ensayados y como, en ocasiones las condiciones de grabación eran en si mismas, una tortura. Es justo advertir que no es un material fácil de ver. Algunas partes del metraje son descorazonadoras en su crudeza. Muertos tratados como maniquíes, seres humanos tratados como animales, las consecuencias de la inanición y las malas costumbres sanitarias, unidas a una destreza casi diabólica para crear y manipular intenciones a partir de planos y close ups. Esta película nos permite asistir a una muestra macabra y perdida de arte cinematográfico. La de propaganda Nazi. Un documental complicado que yo, personalmente, recomiendo mucho.

miércoles, 21 de enero de 2015

LA CAZA



¿Que tan frágil es nuestra posición en la sociedad? Thomas Vinterberg, director danés famoso por su película Festen (1998) toma una historia simple en apariencia para cuestionar de manera enormemente cruel como funciona el concepto de comunidad.
Lukas es un profesor de kindergarden dedicado y cariñoso. Es divorciado, y lucha por mantener una buena relación con su hijo adolescente. Es un miembro valioso de la pequeña comunidad rural donde vive. Tiene buenos amigos e incluso, ha conseguido reencontrarse con el amor. Un día, una de sus pequeñas alumnas, Klara, le da un beso en los labios y él la reconviene, diciéndole que ese no es un gesto correcto. La niña, en un clásico berrinche infantil, dice a la directora de la escuela que ya no quiere a Lukas, y da a entender que ha sido tocada de manera incorrecta por su profesor, o al menos, que este se ha comportado de manera obscena frente a ella. A partir de este momento, dará inicio una pesadilla para el profesor. La duda ira convirtiéndolo en un paria, marginándolo de toda actividad, criminalizandolo y finalmente haciéndolo objeto de la ira del pueblo. De ser un hombre respetado, el rumor se volverá certeza, y pronto serán no uno, sino todos los niños de la escuela los que reporten haber sido abusados por Lukas. Convirtiendo su vida en un infierno de dudas y persecución. Las historias evolucionan como todo buen rumor. Pasan rápidamente de simples toqueteos a verdaderas historias de perversión y abuso prolongado. Sin un solo sustento mas que el chisme boca a boca y la elaboración en la mente de los adultos.
Lo mas interesante de la cinta, es la manera en que el director juega con la idea de la duda y el acoso. Parece enormemente sencillo culpar a un hombre de un crimen abominable. Para todos es inimaginable y fuera de cuestión que un niño pueda mentir. Incluso los mas cercanos amigos de Lukas aceptan sin cuestionar su culpabilidad. Y cada intento del hombre de arreglar las cosas es tomado como un símbolo de culpabilidad. Lo mismo su inacción inicial ante la horrible acusación, como su posterior perplejidad e ira ante la desconfianza de gente que creía cercana. Vinterberg trata la película como una elaborada parábola de la cacería. 

Matar, cercenar, mutilar, y calumniar, están profundamente enraizados en la naturaleza humana. Nos convencemos mas fácilmente de lo mas terrible que de lo mas inocente. Y preferimos un blanco a nuestras iras, un villano, antes que un héroe o un santo.
Aunque todos los actores hacen un gran trabajo, quiero destacar la actuación de Mads Mikkelsen, a quien tal vez ubiquen por su participación en las mas recientes películas del 007 o por su caracterización del doctor Hannibal Lecter en la serie de televisión. Mikkelsen caracteriza de manera extraordinaria, sensible y muy verosímil, la tragedia de un hombre acosado, convertido en objeto de odio generalizado, que no entiende que ocurre en su vida. La temática de la cinta la hizo imposible de premiar en la pasada ceremonia de los Oscares, donde estuvo nominada a mejor cinta en lengua extranjera. Desde mi muy humilde opinión, es infinitamente superior a la pretenciosa La gran belleza (Paolo Sorrentino 2013) pero no tienen que creerme. Vean Jagten (Tomás Vinterberg 2012) y decidan por ustedes mismos. Creo que esa debería ser la intención siempre.