jueves, 28 de septiembre de 2017

UN VIAJE POR LA PAZ

En un mundo cinematográfico cada vez más y más dependiente de los grandes presupuestos, más plagado de efectos especiales, más recargado en estrellas taquilleras, es loable que una historia se abra paso a golpe de buena actuación y guion sólido.  Tal es el caso de The journey (Nick Hamm 2016) una película estrenada con mucho retraso en nuestras salas. En los últimos años, el cine ingles en especial, y el europeo en general, han hecho énfasis en realizar biopics de temas variados. Lucha de derechos humanos, activismo político, controversia histórica, rebeldía mediática, son solo algunos de los temas tocados por filmes en los últimos tiempos. Ahora, estas líneas están dedicadas a un evento histórico reciente, en apariencia vulgar, pero de enormes consecuencias en el mediano y largo plazo. Durante cientos de años, Irlanda ha sido una región conflictiva, unida a regañadientes al imperio británico (Al menos en parte) separada religiosa y políticamente, luchando siempre por su libertad. Esto alcanzo un punto álgido cuando el ejército republicano irlandés comenzó su lucha urbana, realizando ataques y actos de terrorismo entre la población civil británica e irlandesa. En esta situación, en 2006, inicio una serie de pláticas de paz, dedicada a pactar una tregua entre los radicales miembros del Sinn Fein, la cara política del ejército republicano, y los moderados integrantes del partido democrático pro pacifista irlandés.
De manera que se enfrentan en estas conversaciones, las dos visiones de la libertad irlandesa. Aquella que postulaba que la única forma de alcanzar la libertad es a través de la lucha, y los que creían que se podía llegar a la concertación, al pacto, a la tregua. El líder del Sinn Fein, Martin McGuiness, y el mandamás del partido demócrata Ian Paisley. Todo los separa. La religión, la política, los métodos, incluso la personalidad. El inflexible, fanático y paternalista Paisley, predicador religioso, rabioso tradicionalista, y McGuiness, un veterano de la lucha urbana. Un hombre de acción, un convencido de la respuesta violenta, parlanchín e informal. Y cuando las pláticas parecen llegar a un punto muerto, y Paisley las abandona para ir a celebrar su aniversario de bodas, McGuiness decide acompañarlo en su viaje de unas pocas horas al aeropuerto de Edimburgo. Este viaje en automóvil será la última oportunidad de ambos hombres para llegar a un acuerdo. Un acuerdo que parece imposible.
Sobre esta anécdota, se construye una película trepidante, llena de tensión, con su dosis de humor. Una revisión de la historia irlandesa de los últimos 50 años, un discurso en favor de la concertación, y una elegante confesión sobre el horror que las viejas generaciones sienten acerca de la “nueva violencia” que desató sobre el mundo el 9/11. El terrorismo espectacular, demencial, menos preocupado por la ideología que por el conteo de cuerpos. Paisley y McGuiness son enemigos políticos, con posiciones muy difíciles de reconciliar, pero que intuyen que de no detener la guerra civil, esta los aniquilará.

Timothy Spall y Colm Meaney están soberbios en sus respectivos papeles como Paisley y McGuiness. Una fotografía muy lograda, una discreta banda sonora, y excelentes diálogos dirigidos por la cuidadosa y experimentada mano de Hamm, son el punto fuerte de esta cinta, Un viaje por la paz. Por si se necesitara un elemento adicional de atractivo, se trata de uno de los últimos trabajos del desaparecido John Hurt, encarnando a Harry Patterson, el consejero del primer ministro británico Tony Blair. De entre las cosas que la cartelera tiene para ofrecer en estas semanas, The journey  es sin duda d muy interesante. La recomendación de esta semana del pollo cinéfilo.

TRAS UNA LARGA AUSENCIA



Esta es solo una breve nota. Tras algún tiempo sin escribir aquí, he vuelto a tener la oportunidad de llenar este blog con mis ideas. Espero poder hacerme un tiempo para escribir sobre cine, aunque solo sea para tener la oportunidad de lerlo yo de vez en cuando. Y si alli afuera hay otros lectores, pues mejor que mejor.

El pollo cinéfilo viene de regreso.